lunes, 25 de abril de 2016

La hora del cuento

Cuando los niños aún no saben leer o simplemente son capaces de descodificar, los adultos nos convertimos en sus trovadores. Nosotros somos los responsables de transmitirles no sólo lo que dicen los libros y los textos, sino también de hacerlos disfrutar con la literatura y de conseguir que deseen aprender a leer; para ello ha de partirse de la premisa de no convertir este momento íntimo en una ocasión más para “enseñar”. (Labajo, 2010)

Elección de la estrategia a llevar a cabo: cuentacuentos, narración con libro y lectura.

Este taller cooperativo de comunicación literaria fue programado para realizarlo en clase por grupos de 3 personas, ya que son 3 las estrategias a elegir. Como ninguna de mi grupo queríamos que nos tocara el cuentacuentos, decidimos hacerlo a sorteo para que fuera justo.

Hicimos tres papelitos que, cada uno de ellos, representaba una estrategia. Posteriormente llegó la hora de meter la mano en el bolsillo y sacar el papelito. Yo, segunda en introducir la mano, tuve la suerte de coger el papelito de…LECTURA.

No quería que me tocara cuentacuentos porque nunca antes había tenido contacto con este tipo de estrategia, no sabía cómo se narraba y era muy desconocido para mí. No lo elegí por miedo a lo desconocido, a decir verdad; aunque puedo asegurar que muchas veces lo desconocido puede llegar a encantar. Y esto es lo que me han hecho sentir mis compañeras con sus narraciones.

Una vez que ya sabíamos qué estrategia teníamos que narrar, llegó el momento de elegir relato. Sin pensármelo mucho, elegí el libro: “Un regalo diferente”. Este libro ya lo conocía, ya tuve la suerte de familiarizarme con él en la primera actividad. Tanto me gustó que decidí contarlo en esta actividad, puesto que quería que mis lectores sintieran –o por lo menos se aproximaran a ello- lo mismo que sentí yo cuando lo leí y lo trabajé. 

Portada del libro



Ficha técnica:
· Título: “Un regalo diferente”
· Autora: Marta Azcona
· Ilustradora: Rosa Osuna
· Editorial: Kalandraka
· Fecha 1º edición: octubre 2014
· Hipótesis de edad recomendada: 4-5 años   

  
Ensayo de la actividad
Sinceramente no me lo preparé mucho puesto que pensaba que como ya sabía de qué iba, el diálogo lo conocía y la evolución de la historia también, pensé que con ensayarlo una vez ante el espejo iba a ser suficiente.

No tenía el libro físicamente puesto que después de realizar la actividad número uno de esta asignatura, se lo devolví a su dueña; pero eso no fue un problema para mí. Me metí en Internet ya que hay vídeos colgados de personas contando este mismo libro, por lo que pude anotar cómo lo hacían ellas para tenerlo como base y recordar la historia en su totalidad.

Durante el ensayo había pensado hacer preguntas breves a los oyentes como por ejemplo: “¿Dé qué creéis que va el libro que os voy a contar?", "¿cómo pensáis que es el protagonista?" o "¿cómo creéis que es la relación entre los dos amigos?”.

Desarrollo de la actividad
Esta actividad la realicé en tres grupos diferentes:

-          En el primer grupo obtuve las siguientes recomendaciones:
- A la hora de la lectura, debería hacerlo más despacio, pues iba muy rápido y daba la sensación de que quería acabarlo cuanto antes.

- En cuanto a la entonación con respecto a algunos elementos lingüístico, debería acentuar más puesto que casi no se diferenciaba con el resto del texto.

- Por último, basándome en el lenguaje no verbal, fue nulo; por lo que me recomendaron gesticular más para hacer un mayor llamamiento del relato y, así, los oyentes estar más enganchados.

Personalmente, me sentí muy nerviosa esta primera vez. Todas las cosas a mejorar que me han proporcionado han sido ciertas, estoy de acuerdo con ellas. Era mi primer público y la verdad que lo noté y se notó.

-          En el segundo grupo:
- En cuanto a la lectura, me dijeron que al principio la velocidad era buena, despacito, clara y concisa; pero a la mitad del cuento empecé a coger velocidad y acabé contándolo muy rápido.

- Por otro lado, me aconsejaron que podría haberles hecho alguna pregunta acerca del relato, sobre todo en la introducción para que se hicieran una idea acerca del contenido del libro.

-          En el tercer grupo:
- En este grupo no me dijeron nada que pudiera mejorar. Les pareció que lo había hecho muy bien y me comentaron que se notaba que disfrutaba con ese libro. Supe defenderme a la vez que disfrutaba de él.

• ¿Cómo lo haría delante de los niños?
En primer lugar les leería el título del libro y les enseñaría la portada. Posteriormente les preguntaría que sobre qué creen que puede ir el relato, qué se imaginan que puede suceder.

Después de introducirles un poco el libro y dejarles con la intriga, me pondría a narrarlo teniendo en cuenta las recomendaciones que me han hecho mis compañeras, es decir, despacito, entonando más cuando el texto lo requiera y lo vea oportuno, haciendo más hincapié en algunas palabras, y, sobre todo disfrutando; pues pienso que si el narrador disfruta de la historia y transmite esa sensación, lo sabrá transmitir a los oyentes y les adentrará en el cuento.

Este libro he pensado que está destinado para un público de 4-5 años debido al formato, el lenguaje que usa y las ilustraciones, por una parte. Por otra parte, debido a la etapa del desarrollo evolutivo de los niños, puesto que se van a poder identificar perfectamente con el tema principal -la imaginación-, y con algunos secundarios, como la amistad y las relaciones entre iguales. Son temas que a esas edades están a flor de piel, por lo que lo entenderían y disfrutarían con él.

Autoevaluación
Para realizar este apartado de una forma más ordenada, haré mi opinión y autocrítica por el orden de apartados establecidos a lo largo de todo el análisis.

En cuanto a la elección de la estrategia llevada a cabo, tuve suerte de que me tocará la lectura. Sinceramente la quería porque el cuentacuentos nunca antes lo había tocado, no había visto a nadie narrar uno de ellos (sin contar los de clase por parte de la profesora) y no sabía realmente cómo se tenía que hacer. La narración con libros no me disgustaba puesto que con el apoyo del libro sabía que iba a ser llevadero ya que si me trababa me podía apoyar en él. Ya había tenido contacto con esta estrategia por lo que no me hubiera desagradado realizarla. En cuanto a la lectura, es la más sencilla de las tres, desde mi punto de vista. Esto no quiere decir que me resulte fácil porque aparentemente parezca que sea sólo leer. Me di cuenta gracias a la práctica que no sólo es tener que leer el libro y ya está; es saber defenderte de él, disfrutar con él, hacer disfrutar a los demás y, sobre todo vivirlo.

Haciendo referencia al ensayo, he de decir que no me lo preparé lo suficiente, y se notó, o por lo menos, yo lo noté. Sólo lo ensayé una vez ante el espejo, y no fue suficiente. Creo que debería haberlo ensayado ante personas (por ejemplo algún familiar) puesto que de esa forma es más real y podría situarme mejor ante la realidad. No le dediqué todo el tiempo suficiente, y de esto pude darme cuenta a la hora de desarrollar la activad.

Cierto es que el libro ya lo conocía; me encanta. Pero no tuve que haberme fiado de ello pues los nervios las primeras veces me pudieron.

Basándome en el desarrollo de la actividad en clase, tengo que decir que estoy completamente de acuerdo con las cosas a mejorar que me han indicado mis compañeras.

La primera vez que leí mi libro fue un poco para olvidar. Estaba súper nerviosa, fui bastante rápido, tuve la sensación de que todo lo leía muy monótonamente y sin gesticular en ningún momento. Se notaba que no lo estaba pasando bien; daba la sensación de que quería que eso acabara cuanto antes. Esta primera lectura me ha servido para darme cuenta que las cosas hay que dedicarlas un tiempo y prepararlas, aunque sea sencillo, muchas veces las apariencias engañan.

La segunda vez que lo leí fue un poco mejor que la primera. Personalmente me notaba más segura, y se notó. Estoy completamente convencida de que el público hizo mucho, pues no eran compañeras con las que me relacionara todos los días, ni con las que les contara aspectos de mi vida, como sí fue con las de mi primer grupo. Pienso que me afectó positivamente el que mi público fuera un poco “desconocido” para mí, pues así puse mi nivel más alto en comparación con la primera vez, posiblemente para quedar mejor y que se llevaran buena sensación de mi. Aún así me sentí cómoda, vi una gran diferencia entre la primera vez y esa, supe darle más entonación, introducir al público en el cuento y se reflejó que ya había tenido contacto con el libro anteriormente.

La última vez fue genial. Disfruté, de verdad, leyendo el libro. Supe mantener la mirada con los oyentes a la vez que lo leía, aspecto que me parece fundamental tenerlo presente y llevarlo a la práctica para mantener la atención del público. La entonación fue destacada (sin llegar a ser exagerada). Los nervios los dejé todos en los dos grupos anteriores. Con este grupo fue con el único que me divertí completamente y eso pude observarlo ante mis oyentes, puesto que me dio la sensación que a ellas también las hice divertirse y disfrutar del magnífico relato.

Una vez que realicé mis narraciones ante los tres grupos diferentes, me planteé si la elección de leer ese libro fue buena. Llegué a la conclusión de que, en mi opinión, este libro es más bien para ser narrado. En primer lugar porque es un relato en el que las ilustraciones son muy importantes tenerlas en cuenta ya que te dan una gran parte de información y no hay nada escrito para que pueda ser leído. Es un libro en el que el narrador tiene que ir contando la historia a través de las ilustraciones. Si fuera para leer, esas ilustraciones se podrían enseñar; lo que pasa es que casi la mitad del libro está formado por imágenes por lo que pienso que es mejor que sea narrado.

Por último, en cuanto a la valoración en general de toda la actividad, pienso que ha sido una gran idea realizarlo de esta forma; en primer lugar porque aprendes tanto de los demás como de ti mismo; en segundo lugar, porque tú mismo te das cuentas de los fallos que has tenido a la hora de narrar o contar la estrategia que has realizado; y en tercer lugar, porque pienso que como mejor se aprende de algo es poniéndolo en práctica o afrontándote ante ello y esto ha sido lo que hemos hecho.

Es un método que me ha hecho perder el miedo a la hora de desarrollar la actividad. He recibido críticas constructivas por parte de mis compañeras y puedo asegurar que he aprendido mucho de ellas.

En definitiva ha sido un taller cooperativo que yo seguiría utilizando a lo largo del curso en diferentes sesiones para ponerlo más en práctica y familiarizarse con las tres estrategias diferentes. Me ha ayudado mucho esta actividad para aprender de mis errores y así poder corregirlos ante mi futuro profesional.

REFERENCIAS
María Trinidad Labajo. (2010). Análisis de textos de autor. Literatura Infantil (78), 16-22. Universidad La Salle.


Niños y niñas de 4 años. Cómo son. Características evolutivas., de Mamá psicóloga infantil. Sitio web: http://www.mamapsicologainfantil.com/ninos-y-ninas-de-4-5-anos-como-son

viernes, 22 de abril de 2016

Adaptación: "El hombre de la piel de oso" (II)

Esta entrada está destinada a la adaptación del cuento “El hombre de la piel de oso” para niños de 5 años.

En primer lugar, hay que tener presente que los cuentos son manifestaciones simbólicas de los sueños y deseos de la gente: no morir (por eso reviven los protagonistas), no envejecer, poder elegir con quién encontrar matrimonio… por ello estos suelen ser los temas principales de los cuentos folclóricos.

Este cuento, en particular, ha sido recopilado por los hermanos Grimm. Esto quiere decir que los hermanos Grimm no tienen versiones originales sino que son todas copias aunque ellos hayan introducido algunas variaciones. En todas esas variaciones hay una intencionalidad a destacar. Ellos no son los autores, no son sus  propios cuentos.

Los hermanos Grimm pertenecían a la Época del Romanticismo: “movimiento cultural originado en Alemania y Reino Unido a finales del siglo XVIII. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. Además defiende el valor de la libertad creativa,  el subjetivismo y exaltó la importancia del individualismo y su particular visión del mundo y reivindicó la concepción subjetiva de la realidad”. Aspecto a tener en cuenta, puesto que muchas de las características del Romanticismo se van a  ver reflejadas en sus diferentes recopilatorios.

El objetivo original que perseguían los hermanos Grimm, a través de su labor investigadora de recopilación de los cuentos populares y de otros trabajos lingüísticos y literarios, era el de devolver al pueblo alemán su lengua, su gramática, su historia y su léxico. Su literatura era para todos los públicos: no se dirigían al niño, al adulto o al anciano concretamente, sino que se trata de una literatura colectiva del pueblo para el pueblo.

Los hermanos Grimm


- A continuación, nos adentramos en el cuento “El hombre de la piel de oso”

“El hombre de la piel de oso” es un cuento folclórico. Esto quiere decir que no tiene un autor en concreto (es anónimo). Estos cuentos se transmiten oralmente, por lo que es probable que haya habido alguna modificación en el texto desde las primeras veces que se ha ido transmitiendo, hasta la actualidad. Esta forma de transmisión favorece a que al cuento se le vaya quitando realidad y se le vaya añadiendo más fantasía.

Había una vez, hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano, vivían dos hermanos: Eva (la hermana mayor) y Abel (el hermano pequeño) en una misma casa junto con sus padres. La hermana mayor, bastante antipática, repelente y egoísta, vivía gracias a las ganancias de sus padres. El hermano pequeño, todo lo contrario a ella, se dedicaba a la agricultura y ganadería para poder sobrevivir con los recursos que sacaba de los alimentos.

Haces unos años atrás, Abel tuvo que marcharse a la guerra para defender a su pueblo. Al regresar a su casa, se entera de que sus padres habían muerto, y que sólo quedaba su hermana. Eva al ser tan egoísta le dijo que la casa iba a ser sólo para ella, por lo que esta noche le dejaba a Abel quedarse a dormir, pero que a partir de mañana se tenía que ir a otro sitio. Abel sólo tenía la compañía de su caballo Tristán, su fiel amigo que le acompañó, ayudó y protegió en la guerra.

Abel no sabía qué decir, ni qué hacer ni a dónde ir. Sólo sabía que tenía que irse de allí. Pero en aquel momento no se le ocurrió otra cosa que alejarse de su casa y ponerse a llorar en el árbol más cercano. Él, desconsolado, dejó de llorar y abrió los ojos. En frente se encontró con un ogro que había aparecido por ahí. El ogro era muy desconfiado, maligno, mentiroso, egoísta y siempre se quiere salir con la suya. Este bicho malvado apareció ya que había escuchado por las ciudades de alrededor que Abel era muy valiente y quería asegurarse de que eso era cierto.

El ogro, aparte de ser todo lo que he dicho anteriormente, tenía una pequeña característica peculiar, era rico.

Se dirigió al joven y le dijo:

-          ¡Hola, muchacho! Antes de nada me gustaría decirte que he oído por ahí que eres muy buena persona y te habías ido a la guerra para defender a tu pueblo. Pero lo que estoy viendo es que tras este incidente te has vuelto pobre, pues no tienes donde vivir, ni dinero, ni a dónde ir; pero aquí sabemos que no te puedes quedar.

El pobre hombre afirmó. Unos segundos después le pregunto:

- ¿Tú me podrías ayudar para que pueda salir de aquí y encontrar un lugar seguro donde pueda vivir?

-          Yo te puedo hacer rico, pero a cambio necesito una recompensa y una muestra de tu valentía– dijo el ogro. Te puedo hacer rico, sí; pero a cambio, si no cumples lo que te voy a decir a continuación, te convertiré en árbol, así tendré otro lugar donde poder refugiarme. Mis riquezas por tus frutos y sombra, ese es el negocio.
El ogro le explica que para que Abel mostrara su valentía, tenía que defenderse de un oso que él iba a hacer aparecer en unos instantes. Así fue y Abel, consiguió defenderse de él y matarlo.

El joven lo acepta, por lo que el ogro le deja su vestimenta primitiva confeccionada con la piel del oso, pues era un ropaje mágico. Cada vez que metas la mano en el bolsillo, podrás sacar todas las monedas que quieras. Eso sí, yo me quedo con tu caballo. Abel, muy triste, le cogió de la pata y se quedó la herradura de su caballo. Para él era su amuleto de la suerte y una forma de saber que siempre estarán unidos. Era lo más valioso para él.
Abel a cambio tiene que hacer dos cosas, le dijo el ogro:

- Sólo podrás hablar con una persona al día y no podrás estar más de un día en el mismo lugar.
- No podrás ni lavarte, ni peinarte, ni cortarte el pelo de ninguna parte del cuerpo, ni las uñas durante 5 años.

El ogro le dijo que si dentro de 5 años vuelve al mismo lugar donde están ahora; le hará rico para siempre y se quedará como él siempre ha sido. Por el contrario, si se muere o desobedece alguna de las normas, el ogro le convertirá en árbol.

El hombre, tras pensárselo un buen rato, acepta el reto. Se puso el ropaje mágico del ogro y en busca de lugares donde poder sobrevivir estos 5 años que le espera.

Las primeras semanas fueron fáciles. Sobrevivía con los frutos de los árboles, fabricaba sus propios hogares con palos y hojas; y además siempre elaboraba hogueras para que ningún animal se aproximara a él y para estar bien calentito.

Iban pasando los meses y Abel cada vez estaba peor. Primero tenía que andar mucho todos los días para no dormir en el mismo lugar que era lo que ponía en el pacto, además no se podía lavar, ni peinar, ni cortar el pelo, por lo que cada vez olía peor, y no estaba a gusto consigo mismo.

Las ideas se le iban agotando. Se puso, pues, a pensar a dónde podía ir y dónde podía pasar seguro estos 3 años que le quedaban. Pensó, pensó y llegó a la conclusión de que la gente en las ciudades era muy simpática; por lo que decidió adentrarse cada día en una ciudad a ver si alguien le dejaba pasar la noche en su casa. Él a cambio, para mostrar su generosidad y recompensa, les dará un puñadito de oro del que saque de sus bolsillos.
Así fue, mucha gente le dejaba pasar por su casa sólo porque este a cambio les ofrecía sus riquezas. Abel le decía al jefe de la casa que se encontraba en apuros y que necesitaban de su ayuda para poder dormir.

A la gente que se encontraba por la calle le daba dinero, así era él, le encantaba ayudar, es algo que siempre ha hecho y que se siente muy orgulloso de ello.

Seguían pasando los días hasta que llegó el cuarto año. Abel estaba ya muy feo. La gente le empezaba a echar de sus casas porque olía fatal, casi ni se le veía la cara de tantos pelos que tenía, la ropa aunque fuera mágica estaba muy estropeada y mucha gente al verle le tiraba piedras y todo tipo de objetos, pues a primera vista se pensaban que era un monstruo.

Pero llegó un día en que Abel vio a un mayordomo llorando desconsoladamente. Abel fue y le preguntó que qué le pasaba. Éste le contestó que había perdido su trabajo, por lo que no iba a poder alimentar a sus hijas. Abel, más generoso que nunca y con muchas ganas de ayudar le dijo:

- No tiene de qué preocuparte. Yo podré darte todas las riquezas que necesites.

El mayordomo se quedó impactado. No sabía qué decir, pero su cara de felicidad lo decía todo. Agradecidamente le dijo que no sabría cómo pagárselo. Lo mínimo es que te deje dormir esta noche en mi casa, pero no es suficiente para agradecértelo.

No hace falta más, con eso me conformo, dijo Abel

- Gracias a tu ayuda y por conseguir que pueda sacar a mis hijas adelante. Como recompensa te ofreceré la mano de una de ellas. Tú puede elegir con la que te quieras casar.

(Era de noche, por lo que el mayordomo le cedió la entrada a su casa y se la enseñó).

Llegó la hora de la cena. Las hijas dos mayores querían que Abel se fuera de la casa, pues era muy feo, olía fatal y, aparentemente, no les parecía buena gente. Por otro lado, la hermana pequeña estaba encantada con Abel. Entendía que llevaba tiempo sin lavarse y sin tener nada, y aún así estaba luchando por vivir. En la cena Abel no hablaba mucho y si lo hacía era sólo con el mayordomo, puesto que en el pacto ponía que sólo podía hablar con una persona el mismo día.

Llegó la hora de dormir y María, la hermana pequeña, se acercó a su habitación. Entró en ella y se puso a hablar con Abel. Éste sólo le escuchaba y María no callaba. Se iba haciendo tarde y tenían que acostarse y dormir, pues a Abel le esperaba un duro día. María antes de irse a dormir le dijo a Abel que le había encantado conocerle, que tenía un corazón muy grande y, sobre todo, que le encantaba cómo estaba luchando para poder sobre vivir. Lo que María no sabía es que Abel también se había enamorado de ella. Había sido un amor a primera vista. Todo era muy romántico, pero Abel era el único que sabía que se habían enamorado el uno del otro.

A la mañana siguiente, Abel entró silenciosamente en la habitación de María, y le dejó media herradura que llevaba de su caballo. La otra mitad se la quedó él. Abel cree en el destino, y está seguro de que, si el destino lo quiere, volverá a encontrarse con María.
Al despertar María se dio cuenta de que Abel había sido quien lo había dejado, pues se hizo la dormida, pero en realidad estaba despierta.

El protagonista siguió con su viaje, seguía apañándoselas. Daba limosna a los necesitados, ayudaba a la gente que lo necesitaba, dormía en la calle porque la gente se pensaba, por su aspecto, que era un monstruo. Abel  solía subir a lo alto de los árboles para poder dormir y que ningún animal le atacara.

Iba llegando el final de los 5 años, y el pensar eso, era lo que le mantenía vivo. Pensar en que dentro de poco, podía ver a María. Aquella niña joven que tanto le había gustado. Era una chica muy guapa, con un cabello de oro súper largo, ojos azul celeste como nunca había visto, y delgada. En definitiva, ese prototipo de chica que todo el mundo quiere tener.
Y, por fin, llegó el último día de estos terribles 5 años. Por fin podía volver a ser como antes, y, además rico. Por fin iba a poder encontrar un lugar donde vivir con seguridad el resto de su vida.

Al día siguiente llegó donde había quedado con el ogro. Los dos se encontraban allí. En primer lugar, el ogro felicitó a Abel por haber sobrevivido estos 5 años correctamente. Le dijo que no esperaba verle vivo, pero que, en ese aspecto, Abel había ganado.

Ahora le tocaba cumplir al ogro la parte del pacto, es decir, hacerle rico para siempre y hacerle volver a Abel como era antes, por lo que le cortó el pelo, le lavó el cuerpo entero, le cortó las uñas y le aseó. En ese momento ya se podía ver al verdadero Abel: ojos verde esmeralda, una sonrisa que enamora (pero que antes no se podía apreciar con las largas barbas), un cuerpo muy musculoso y un corazón que no le cabe en el pecho.

Abel, muy orgulloso de sí mismo, puso rumbo a casa de María. Llamó a la puerta y le abrió el mayordomo. Le dijo que había venido a ver a María. Nadie sabía quién era porque había cambiado radicalmente. Las dos hermanas mayores de María no paraban de hacerle la pelota, hablar con él… sin embargo a María esa cara le resultaba familiar, pero no recordaba dónde la había podido ver anteriormente. El mayordomo, junto con las hermanas, le invitó a cenar.

El mayordomo había preparado una sopa calentita, pues ese día hacía mucho frío. Abel, antes de que se pusieran todos a cenar, le metió en el plato de María la media herradura de su caballo. Nada más meter la hermana pequeña la cuchara en el plato para tomar la sopa, notó que había algún objeto de hierro. Metió la mano y lo sacó. Al verlo se puso de pie y fue corriendo a abrazar a Abel. Después se puso a llorar en su regazo. Nadie entendía nada. Solo ellos dos. Pero eso era suficiente. Abel agarrándole a María de las manos le pidió matrimonio, y esta sin duda lo aceptó.

¡Se iban a casar!

Las hermanas mayores estaban muy enfadadas con la pequeña, puesto que ella iba a ser la que se casaría con el gran Abel, y por ello sentían celos y envidia por María.

Las hermanas de María, fueron las encargadas de organizar la boda, los preparativos y la comida. Como era tanta la envidia y el reproche que tenían hacia la pequeña de la casa, en el plato de María decidieron huir de la casa para no volverla a ver.

El ogro, que estaba en el jardín de la casa se dirigió a Abel y le dijo:

- Tú ganaste el pacto y te quedaste rico; pero gracias a mi, María se ha quedado sin sus dos hermanas.

…  Y colorín colorado, este cuento ha acabado.


La herradura


Adaptaciones
• ¿Por qué lo he adaptado en concreto para niños de 5 años?

En primer lugar porque estos niños tienen más facilidad de entender un cuento como este que, por ejemplo, niños de tres años.

La psicología evolutiva la tienen más desarrollada, por lo que a la hora de comprender, entender e hilar ideas les resultará más sencillo e interesante.

A esta edad los niños progresan mucho en su desarrollo motriz, en su modo de pensar, en la comunicación con los demás, y el conocimiento de su propio cuerpo. Esta última característica se ve muy reflejada en el cuento cuando aparece el ogro, pues éste tiene unas peculiaridades diferentes a las nuestras, y gracias a ello, los niños pueden ver que en el mundo se pueden encontrar con personas diferentes. 

Por otra parte, su vocabulario es bastante amplio. Los niños a esa edad tienen pleno dominio del repertorio fonético. Son capaces de expresar perfectamente su estado de ánimo, por lo que a lo largo del cuento se podrá observar cómo se siente cada uno de ellos, y eso es muy importante para determinar la personalidad de cada uno.

En cuanto al juego simbólico, aparece el juego de roles, el jugar a ser o hacer de, es el juego que predomina todavía en esta etapa. Debemos dejarles libertad para que imaginen y creen o recreen situaciones tanto reales como imaginarias. En cuanto al juego de roles se pueden ver en el texto: el ogro como el personaje malo al que se le tiene miedo; Abel como al personaje que le pasan las cosas malas y que gracias al trabajo y a la no rendición, se consigue todo lo que te propongas; María, como la hermana pequeña de la casa, guapa y que lo sabe todo; y las hermanas mayores como aquellas hermanas que molestan a los hermanos pequeños y que siempre se quieren salir con la suya.

• Cambios realizados en la adaptación:

-          Al protagonista se le aparece un ogro. Sin la adaptación, se le apareció un demonio.

-          Las normas que debe cumplir el protagonista para poder sobrevivir son:
a)    Sólo podrás hablar con una persona al día y no podrás estar más de un día en el mismo lugar.
b)    No podrás ni lavarte, ni peinarte, ni cortarte el pelo de ninguna parte del cuerpo, ni las uñas durante 5 años.
Sin la adaptación, las normas son:
a)    No rezar durante 7 años.
b)    No dormir durante más de un día en el mismo sitio.
c)    No podrás ni lavarte, ni peinarte, ni cortarte el pelo de niguna parte del cuerpo ni las uñas.

-          Abel le da a María la mitad de la herradura de su caballo. Sin la adaptación, es el protagonista quien le da medio anillo a la hermana pequeña de la familia que le había acogido un día para dormir en su casa.

-          Es el ogro el que hace que huyan las dos hermanas mayores, en vez de ser ellas quién se suiciden.

Referencias
- María Trinidad Labajo. (2010). Análisis de textos de autor. Literatura Infantil (78), 16-22. Universidad La Salle.

- Eugène Delacoix. (1930). La libertad guiando al pueblo.: Carpeta pedagógica

- Niños y niñas de 5 años. Cómo son. Características evolutivas., de Mamá psicóloga infantil.

Sitio web: http://www.mamapsicologainfantil.com/ninos-y-ninas-de-5-6-anos-como-son

lunes, 11 de abril de 2016

Adaptación: "El hombre de la piel de oso"

Esta entrada está destinada a la adaptación del cuento “El hombre de la piel de oso” para niños de 5 años.

En primer lugar, hay que tener presente que los cuentos son manifestaciones simbólicas de los sueños y deseos de la gente: no morir (por eso reviven los protagonistas), no envejecer, poder elegir con quién encontrar matrimonio… por ello estos suelen ser los temas principales de los cuentos folclóricos.

Este cuento, en particular, ha sido recopilado por los hermanos Grimm. Esto quiere decir que los hermanos Grimm no tienen versiones originales sino que son todas copias aunque ellos hayan introducido algunas variaciones. En todas esas variaciones hay una intencionalidad a destacar. Ellos no son los autores, no son sus  propios cuentos.

Los hermanos Grimm pertenecían a la Época del Romanticismo: “movimiento cultural originado en Alemania y Reino Unido a finales del siglo XVIII. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. Además defiende el valor de la libertad creativa,  el subjetivismo y exaltó la importancia del individualismo y su particular visión del mundo y reivindicó la concepción subjetiva de la realidad”. Aspecto a tener en cuenta, puesto que muchas de las características del Romanticismo se van a  ver reflejadas en sus diferentes recopilatorios.

El objetivo original que perseguían los hermanos Grimm, a través de su labor investigadora de recopilación de los cuentos populares y de otros trabajos lingüísticos y literarios, era el de devolver al pueblo alemán su lengua, su gramática, su historia y su léxico. Su literatura era para todos los públicos: no se dirigían al niño, al adulto o al anciano concretamente, sino que se trata de una literatura colectiva del pueblo para el pueblo.

Los hermanos Grim



- A continuación nos adentramos en el cuento: "El hombre de la piel de oso".

“El hombre de la piel de oso” es un cuento folclórico. Esto quiere decir que no tiene un autor en concreto (es anónimo). Estos cuentos se transmiten oralmente, por lo que es probable que haya habido alguna modificación en el texto desde las primeras veces que se ha ido transmitiendo, hasta la actualidad. Esta forma de transmisión favorece a que al cuento se le vaya quitando realidad y se le vaya añadiendo más fantasía.

Había una vez, hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano, vivían dos hermanos: Eva (la hermana mayor) y Abel (el hermano pequeño) en una misma casa. La hermana mayor, bastante antipática, repelente y egoísta, se dedicaba al cuidado de la casa. El hermano pequeño, todo lo contrario a ella, se dedicaba a la agricultura y ganadería para poder sobrevivir con los recursos que sacaba de los alimentos.

Haces unos años atrás, el pueblo en el que vivían y toda la región, sufrió unas sequías bastantes fuertes. Estos dos años pudieron sobrevivir gracias a las reservas alimenticias que tenían.

El hermano, al ver que la gente del pueblo (y él mismo) se estaban quedando sin nada que comer, decidió emprender un viaje en busca de comida para poder abastecer a todo el pueblo.

Abel amarró a los caballos a la carroza que tenía en el jardín de su casa, y puso inicio a su viaje. Duró más o menos una semana, pues tenía que llenar toda la carroza e irse a las ciudades vecinas a por los alimentos.

Una vez que ya tenía la carroza llena y no le cabían más, puso rumbo a su casa. No paraba de pensar en todo lo que había recolectado y lo feliz que iban a estar en su pueblo al ver que iban a poder sobre vivir a la sequía y que tenían alimentos suficientes hasta que sus tierras estuvieran, de nuevo, fértiles. Estaba convencido de que se iban a poner todo a saltar y cantar de alegría.

Al amanecer de un día, por fin llegó a su pueblo, y vio que todos los vecinos habían muerto. El muchacho al dirigirse a su casa, vio que encima del felpudo de la puerta había una carta que ponía que era para él y que la tenía que leer urgentemente. La abrió y leyó lo siguiente:

“Este pueblo llega a su fin. Poco a poco hemos ido muriendo por una gran enfermedad infecciosa que nos ha ido afectado a todos. Es una enfermedad terrible de la que nadie sale vivo de ella, por lo que es mejor que te vayas muy lejos para no cogerla y seguir vivo muchos años.
De parte de todo el pueblo, te damos las gracias por la iniciativa que tuviste al irte a recolectar cosecha para todo. En todo momento hemos estado pensando en ti y en la gran persona que eres. Has hecho mucho por este pueblo, y siempre te estará agradecido.
Seguro que con tu lealtad, tu gran personalidad, la buena persona que eres y con lo que te gusta ayuda a los demás, llegarás muy lejos y conseguirás aquello que te propongas. Ahora es hora de que te vayas lejos y encuentres algún sitio donde poder vivir.
Sigue siendo como hasta ahora y la vida te lo recompensará.

De parte de todo el pueblo”

El pobre hombre, en aquel momento, no sabía qué hacer ni a dónde ir. Estaba desesperado y con la mente en blanco ante dicho impacto, por lo que se sentó en donde había recogido la carta y se puso a llorar. Abel se había quedado sin nada; si su casa, sin su hermana, si los amigos del pueblo, sin gente con la que poder estar y sin dinero con la que poderse comprar una casa. Se había vuelto más pobre. Ahora tenía que emprender un viaje lejos de su querido pueblo, pues en cualquier momento podría coger la enfermedad y morir.

El hombre desconsolado, dejó de llorar y abrió los ojos. En frente se encontró con un ogro que había aparecido por ahí. El ogro era muy desconfiado, maligno, mentiroso, egoísta y siempre se quiere salir con la suya. Este bicho malvado apareció por ahí ya que había escuchado por las ciudades de alrededor que ese pueblo había sido abatido por una epidemia. El ogro al ser un desconfiado, se dirigió para allá a ver si era verdad. Desgraciadamente la gente de las ciudades de alrededor tenía razón. 

El ogro, aparte de ser todo lo que he dicho anteriormente, tenía una pequeña característica peculiar, era rico.

Se dirigió al joven y le dijo:
-          - ¡Hola, muchacho! Antes de nada me gustaría decirte que he oído por ahí que eres muy buena persona y te habías ido a ciudades cercanas en busca de comida. Pero lo que estoy viendo es que tras este incidente te has vuelto pobre, pues no tienes donde vivir, ni dinero, ni a dónde ir; pero aquí sabemos que no te puedes quedar. También han llegado a mis oídos que eres una persona valiente, pero no creo que lo seas más que yo

El pobre hombre afirmó. Unos segundos después le pregunto:

-          - ¿Tú me podrías ayudar para que pueda salir de aquí y encontrar un lugar seguro donde pueda vivir?

- Te puedo ayudar, sí. Pero antes de ponertelo tan sencillo, he de decirte que han llegado a mis oídos que eres una persona valiente, pero no creo que lo seas más que yo. Para demostrármelo, haré aparecer un oso de verdad a tu lado, deberás defenderte de él.

- El hombre, sin miedo alguno, se puso a defenderse hasta que mató al oso. Le costó, pero sólo por demostrárselo al ogro lo hizo.

-          El ogro, al ver que había sido muy valiente, le dijo: "Yo te puedo hacer rico, pero a cambio necesito una recompensa. Te puedo hacer rico, sí; pero a cambio, si no cumples lo que te voy a decir a continuación, morirás y me quedaré con tu alma. Mis riquezas por tu alma, ese es el negocio".

El joven acepta el negocio, por lo que el ogro le deja su vestimenta primitiva confeccionada con diferentes pieles de animales, pues era un ropaje mágico. Cada vez que metas la mano en el bolsillo, puedes sacar todas las monedas que quieras. Para que nadie sepa que es mágica mi ropa y ni quieran quitártela, deberás llevar encima la piel del oso al que acabas de matar. Eso sí, yo me quedo con tu carroza y uno de tus caballos, el otro caballo para ti y la comida también.

El hombre, a cambio tiene que hacer tres cosas:
a) Sólo podrás hablar con una persona al día y no podrás estar más de un día en el mismo lugar.
b) No podrás ni lavarte, ni peinarte, ni cortarte el pelo de ninguna parte del cuerpo, ni las uñas durante 5 años.
c) Deberás ayudar a aquella gente necesitada que te encuentres por la calle.

El ogro le dijo que si dentro de 5 años vuelve al mismo lugar donde están ahora; le hará rico para siempre y se quedará como él siempre ha sido. Por el contrario, si se muere o desobedece alguna de las normas, el ogro se quedará con su alma.

El hombre, tras pensárselo un buen rato, acepta el reto. Se puso el ropaje mágico del ogro y en busca de lugares donde poder sobrevivir estos 5 años que le espera.
Las primeras semanas fueron fáciles. Dormía en el bosque protegido por su caballo. Además siempre se montaba hogueras para que ningún animal se aproximara a ellos y para estar bien calentito.

Iban pasando los meses y Abel cada vez estaba un poco peor. Primero tenía que andar mucho todos los días para no dormir en el mismo lugar que era lo que ponía en el pacto, además no se podía lavar, ni peinas ni cortar el pelo, por lo que cada vez olía peor, y no estaba a gusto consigo mismo.

Llegó un día en el que el caballo de Abel se murió, por lo que ya no tenía nada que le pudiera proteger de los males del bosque, sobre todo por las noches. Se puso, pues, a pensar a dónde podía ir y dónde podía pasar seguro estos 3 años que le quedaban. Pensó, pensó y llegó a la conclusión de que la gente en las ciudades era muy simpática y todo el mundo ayuda a los demás; por lo que decidió adentrarse cada día en una ciudad a ver si alguien le dejaba pasar la noche en su casa.

Así fue, mucha gente le dejaba pasar por su casa. Abel le decía al jefe de la casa que se encontraba en apuros y que necesitaban de su ayuda para poder dormir, éste a cambio le daba unas monedas de oro, pues recordemos que llevaba la ropa mágica del ogro y que cada vez que metía las manos en los bolsillos, podía sacar todo el oro que quisiera.

A la gente que se encontraba por la calle le daba dinero, pues es lo que ponía en las reglas y además, le satisface ayudar a los demás. Es algo que siempre ha hecho y que se siente muy orgulloso de ello.

Seguían pasando los días hasta que llegó el cuarto año. Abel estaba ya muy feo. La gente ya le empezaba a echar de sus casas porque olía fatal, casi ni se le veía la cara de tantos pelos que tenía, la ropa aunque fuera mágica estaba muy estropeada y mucha gente al verle le tiraba piedras y todo tipo de objetos, pues a primera vista se pensaban que era un monstruo.

Pero llegó un día en el que llamó a una puerta para pedir asilo.
-         -  ¿Quién es? – dijo el mayordomo de la casa
-      - Soy Abel. Llevo recorriéndome todas las ciudades de alrededor con el fin de encontrar un lugar donde poder pasar una noche. Sé que mi aspecto no es de lo más agradable, pero hice un pacto con un ogro para que me hiciera rico y poder encontrar un lugar donde poder vivir el resto de mi vida. Prometo que será sólo una noche, no pido más.

-          Vale. No hay ningún problema. Esta es tú habitación (señalándola). Aquí pasarás toda la noche. Cualquier problema dígamelo.

Llegó la hora de la cena. En esa familia el mayordomo tenía 3 hijas. Las dos mayores querían que Abel se fuera de la casa, pues era muy feo, olía fatal y no les parecía buena gente. Por otro lado, la hermana pequeña estaba encantada con Abel. Entendía que llevaba tiempo sin lavarse y sin tener nada, y aún así estaba luchando por vivir. En la cena Abel no hablaba mucho y si lo hacía era solo con el mayordomo, puesto que en el pacto ponía que sólo podía hablar con una persona el mismo día.

Llegó la hora de dormir y María, la hermana pequeña, se acercó a su habitación. Entró en ella y se puso a hablar con Abel. Éste sólo le escuchaba y María no callaba. Se iba haciendo tarde y tenían que acostarse y dormir, pues a Abel le esperaba un duro día. María antes de irse a dormir le dijo a Abel que le había encantado conocerle, que tenía un corazón muy grande y, sobre todo, que le encantaba cómo estaba luchando para poder sobre vivir. Lo que María no sabía es que Abel también se había enamorado de ella. Había sido un amor a primera vista. Todo era muy romántico, pero Abel era el único que sabía que se habían enamorado el uno del otro.

A la mañana siguiente, Abel entró silenciosamente en la habitación de María, y le dejó media herradura que llevaba su caballo. La otra mitad de la quedó él. Abel cree en el destino, y está seguro de que, si el destino lo quiere, volverá a encontrarse con María.

Al despertar María se dio cuenta de que Abel había sido quien lo había dejado, pues se hizo la dormida, pero en realidad estaba despierta.

El protagonista siguió con su viaje, seguía apañándoselas. Daba limosna a los necesitados, ayudaba a la gente que lo necesitaba, dormía muchas veces en casa de familias y, los días que no tenía tanta suerte, le tocaba subirse a lo alto de los árboles para poder dormir y que ningún animal le atacara.

Iba llegando el final de los 5 años, y el pensar eso, era lo que le mantenía vivo. Pensar en que dentro de poco, podía ver a María. Aquella niña joven que tanto le había gustado. Era una chica muy guapa, con un cabello de oro súper largo, ojos azul celeste como nunca había visto, y delgadita. En definitiva, ese prototipo de chica que todo el mundo quiere tener.
Y, por fin, llegó el último día de estos terribles 5 años. Por fin podía volver a ser como antes, y, además rico. Por fin iba a poder encontrar un lugar donde poder vivir con seguridad el resto de su vida.

Al día siguiente llegó donde había quedado con el ogro. Los dos se encontraban allí. En primer lugar, el ogro felicitó a Abel por haber sobrevivido estos 5 años correctamente. Le dijo que no esperaba verle vivo, pero que, en ese aspecto, Abel había ganado.

Ahora le tocaba cumplir al ogro la parte del pacto, es decir, hacerle rico para siempre y hacerle volver a Abel como era antes, por lo que le cortó el pelo, le lavó el cuerpo entero, le cortó las uñas y le aseó. En ese momento ya se podía ver al verdadero Abel: ojos verde esmeralda, una sonrisa que enamora, pero que antes no se podía apreciar con las largas barbas, un cuerpo muy musculoso y un corazón que no le cabe en el pecho.

Abel, muy orgulloso de sí mismo, puso rumbo a casa de María. Llamó a la puerta y le abrió el mayordomo. Le dijo que había venido a ver a María. Nadie sabía quién era porque había cambiado radicalmente. Las dos hermanas mayores de María no paraban de hacerle la pelota, hablar con él… sin embargo a María esa cara le resultaba familiar, pero recordaba dónde la había podido ver anteriormente. El mayordomo, junto con las hermanas, le invitó a cenar.

El mayordomo había preparado una sopa calentita, pues ese día hacía mucho frío. Abel, antes de que se pusieran todos a cenar, le metió en el plato de María la media herradura de su caballo. Nada más meter la hermana pequeña la cuchara en el plato para tomar la sopa, notó que había algún objeto de hierro en su plato. Metió la mano y lo sacó. Al verlo se puso de pie y fue corriendo a abrazar a Abel. Después se puso a llorar en su regazo. Nadie entendía nada. Solo ellos dos. Pero eso era suficiente. Abel agarrándole a María de las manos le pidió matrimonio, y esta sin duda lo aceptó.

¡Se iban a casar!

Las hermanas mayores estaban muy enfadadas con la pequeña, puesto que ella iba a ser la que se casaría con el gran Abel, y por ello sentían celos y envidia por María.

Las hermanas de María, fueron las encargadas de organizar la boda, los preparativos y la comida. Como era tanta la envidia y el reproche que tenían hacia la pequeña de la casa, en el plato de María decidieron meterle un poco de veneno para que muriera la pequeña y, fueran ellas las que se casaría con él.

El ogro vio lo que hicieron las hermanas y como reprimenda, le puso el veneno en el plato de ellas. Poco después de acabar la boda, Abel vio a las hermanas muertas donde el huerto de la casa de ella. Fue a ver qué había pasado, cuando de repente se encontró al ogro.

Este, sin piedad alguna se dirigió a Abel y le dijo:
-         -  ¡Ves! Yo siempre salgo ganando. No he tenido la suerte de haberme llevado tu alma; pero sin embargo me llevo dos.

…  Y colorín colorado, este cuento ha acabado".

La herradura



Adaptaciones

• ¿Por qué lo he adaptado en concreto para niños de 5 años?

En primer lugar porque estos niños tienen más facilidad de entender un cuento como este que, por ejemplo, niños de tres años.

La psicología evolutiva la tienen más desarrollada, por lo que a la hora de comprender, entender e hilar ideas les resultará más sencillo e interesante.

A esta edad los niños progresan mucho en su desarrollo motriz, en su modo de pensar, en la comunicación con los demás, y el conocimiento de su propio cuerpo. Esta última característica se ve muy reflejada en el cuento cuando aparece el ogro, pues éste tiene unas peculiaridades diferentes a las nuestras, y gracias a ello, los niños pueden ver que en el mundo se pueden encontrar con personas diferentes.  

Por otra parte, su vocabulario es bastante amplio. Los niños a esa edad tienen pleno dominio del repertorio fonético. Son capaces de expresar perfectamente su estado de ánimo, por lo que a lo largo del cuento se podrá observar cómo se siente cada uno de ellos, y eso es muy importante para determinar la personalidad de cada uno.

En cuanto al juego simbólico, aparece el juego de roles, el juagar a ser o hacer de, es el juego que predomina todavía en esta etapa. Debemos dejarles libertad para que imaginen y creen o recreen situaciones tanto reales como imaginarias. En cuanto al juego de roles se pueden ver en el texto: el ogro como el personaje malo al que se le tiene miedo; Abel como al personaje que le pasan las cosas malas y que gracias al trabajo y a la no rencición, se consigue todo lo que te propongas; María, como la hermana pequeña de la casa, guapa y que lo sabe todo; y las hermanas mayores como aquellas hermanas que molestan a los hermanos pequeños y que siempre se quieren salir con la suya.

Cambios realizados en la adaptación:

- El protagonista vivía con su hermana en la misma casa. Sin la adaptación, el protagonista vivía en un principio con sus padres y dos hermanos.

- En un primer momento Abel se va del lugar donde vive porque tiene que ir a por comida para poder alimentar a su pueblo. Sin embargo, por el otro lado, el protagonista se marcha a Flanders para luchar y defender su tierra en nombre de Dios.

 - Abel tuvo que huir de su pueblo porque había una epidemia que estaba arrasando con toda la gente del pueblo, por lo que para salvarse tenía que huir. Sin la adaptación, el protagonista abandonó su hogar porque sus hermanos no le aceptaron tras su llegada de Flanders.

-          - Al protagonista se le aparece un ogro. Sin la adaptación, se le apareció un demonio.

-         -  Las normas que debe cumplir el protagonista para poder sobrevivir son:
a)    Sólo podrás hablar con una persona al día y no podrás estar más de un día en el mismo lugar.
b)    No podrás ni lavarte, ni peinarte, ni cortarte el pelo de ninguna parte del cuerpo, ni las uñas durante 5 años.
c)    Deberás ayudar a aquella gente necesitada que te encuentres por la calle.

Sin la adaptación, las normas son:
a)    No rezar durante 7 años.
b)    No dormir durante más de un día en el mismo sitio.
c)    No podrás ni lavarte, ni peinarte, ni cortarte el pelo de ninguna parte del cuerpo ni las uñas.

Abel le da a María la mitad de la herradura de su caballo. sin la adaptación, es el protagonista quien le da medio anillo a la hermana pequeña de la familia que le había acogido un día para dormir en su casa

Es el ogro el que hace que se mueran las dos hermanas, en vez de ser ellas quién se suiciden.


Referencias
- María Trinidad Labajo. (2010). Análisis de textos de autor. Literatura Infantil (78), 16-22. Universidad La Salle.

- Eugène Delacoix. (1930). La libertad guiando al pueblo.: Carpeta pedagógica

- Niños y niñas de 5 años. Cómo son. Características evolutivas., de Mamá psicóloga infantil. Sitio web: http://www.mamapsicologainfantil.com/ninos-y-ninas-de-5-6-anos-como-son